Los 28 peores chistes de la historia

Hemos elegido los peores chistes que hemos encontrado, con el propósito de que los atascos de este verano se te hagan todavía más largos. Son tan pésimos que llorarás. Y después le retirarás la palabra a quien te los haya leído en voz alta mientras conducías. Y vás a querer dejarle tirado en la cuneta. Y no volver a verlo en tu vida. Pero después te acordarás de alguno de ellos y te reirás. Porque son tan pésimos que te tienes que reír. Al final de cuenta, no existe nada peor que un chiste, pero nada superior que un chiste malo.

Un hombre entra en la consulta
del médico con un pato pegado a
la cabeza. El médico,
sorprendido y asustado, exclama:
—¿iPero qué le ha pasado!?
—No sé —contesta el pato—
todo comenzó con un bulto en el
pie.


—¿Sabes cuánto pago de
alquiler por la frutería?
—No, ¿cuánto?
—PIMIENTOS EUROS.


El Titanic se está hundiendo y el
capitán reúne a sus oficiales:
—iLancen al agua el último bote
y vayan subiendo en orden!
—Pero mi capitán, todavía
quedan mujeres en el barco.
—iSí, hombre! Para follar estoy
yo ahora.


Un hombre llega a la consulta del
psicólogo y dice:
—Doctor, tengo un gran complejo
de superioridad.
—A ver, siéntese y le
ayudaremos.
—iTú qué me vas a ayudar,
doctorcillo de pacotilla!


—Hola, soy paraguayo y quiero
pedirle la mano de su hija para
casarme con ella.
—¿Para qué?
—Paraguayo.


—Deme dos barras de pan, por
favor. Y si tiene huevos, dos
docenas.
Y le dio VEINTICUATRO
BARRAS DE PAN.


—Buenas, ¿me da una caja de
ácido acetil salicílico, por favor?
—¿Aspirinas?
—Sí, eso, que nunca me acuerdo
del nombre.


—Espero que esta vez hayas
estudiado para el examen.
—Por supuesto.
—Háblame del Tercer Reich.
—¿El de la mirra?


—Camarero, ponga una de
calamares a la rumana, por favor.
—Será a la romana.
—Irina, cariño, dile al gilipollas
este de dónde eres…


—iCamarero! Este filete tiene
muchos nervios.
—Normal, es que es la primera
vez que se lo comen.


—Parece que su tos está mejor.
—Sí, estuve practicando toda la
noche.


—No sé qué me pasa, doctor,
pero en seguida pierdo los
nervios y me pongo a insultar a
todo el mundo.
—Está bien, cuéntemelo todo.
—¿Y qué cree que estoy
haciendo, pedazo de imbécil?


Un paciente entra en una
consulta.
—¿Qué es lo que le ha traído por
aquí? —le pregunta el médico.
—Una ambulancia, ¿por qué?


—¿Pero qué haces hablando con
una zapatilla.
—Aquí pone «CONVERSE».


—¿Cuánto cuesta alquilar un
coche?
—Depende del tiempo.
—Vale, pongamos que llueve.


—Pues entre pitos y flautas me
he gastado diez _mil euros.
—¿Y eso?
—Pues ya ves, cuatro mil en
pitos y seis mil en flautas.


—Mamá, en el cole me llaman
despistado.
—Niño, que esta no es tu casa.
—Mamá, el abuelo está malo.
—Pues apártalo y cómete solo
las patatas.


—Mamá, ¿América está muy
—Calla y sigue nadando.


—A mí me gustaría vivir en una
isla desierta.
—A mí también.
—iJoder! iYa empezamos a
llenarla!


—Buenas, ¿cuánto cuesta el
bus?
—Un euro.
—iPues que se bajen todos, que
me lo quedo!


El otro día tu mujer me contó un
chiste tan bueno que de la risa
me caí de la cama.

—Hombre, Juan, cuánto tiempo.
¿Dónde vives ahora?
—En Leganés.
—Qué bien, donde el monstruo.


—Hombre, Juan, cómo has
cambiado.
—Yo no soy Juan.
—Más a mi favor.


—¿Dónde vas, Antonio?
—A por estiércol para las fresas.
—¿Pero por qué no te las comes
con nata, como todo el mundo?


—Doctor, tengo todo el cuerpo
cubierto de pelo. ¿Qué padezco?
—Padece uzté un ozito.


—Niño, sal del coche y mira si
funciona el intermitente.
—Ahora sí, ahora no, ahora sí,
ahora no, ahora sí, ahora no…


—Oye, ¿sabes cómo se llaman
los habitantes de Barcelona?
—Hombre, pues todos no.
El de la foca
¿Qué le dice la foca a su _madre?
I love you, mother foca.